Trazando el Éxito: Cómo transformé una marca con determinación, creatividad y deliciosas innovaciones

Hace algunas décadas, en el complicado año de 1992, me encontré en una posición profesional que marcaría un hito en mi carrera: fui nombrado gerente de marca de una línea en pleno proceso de transformación. La marca en cuestión formaba parte del portafolio del renombrado Grupo Industrial Bimbo, y tenía ante sí un reto apasionante y desafiante: relanzar la imagen de la marca y lanzar nuevos productos al mercado. Pero esta no era una tarea ordinaria; estábamos en medio de un contexto que prometía cambios significativos y un crecimiento ambicioso, pero enmarcado en una profunda crisis económica.

El escenario estaba listo para una metamorfosis. Grupo Industrial Bimbo se encontraba en proceso de inaugurar una vanguardista fábrica en la industrial zona de Lerma, en el Estado de México. Esta fábrica se convertiría en el epicentro de la producción de la línea Suandy, consolidando así un esfuerzo por mejorar la calidad y eficiencia de nuestros productos. La etapa de cambios estructurales se alineaba perfectamente con mi papel de gerente de marca, ya que se abría ante nosotros la oportunidad de crear una nueva identidad para la línea y, al mismo tiempo, posicionarla de manera sólida en el mercado.

En el lanzamiento original de esta deliciosa galleta se decidió llamarlas: Duquesas

El desafío principal era elevar nuestro share de ventas del 1% al ambicioso 3% de la corporación. Esto significaba una tarea titánica en un mercado competitivo, donde las expectativas de los consumidores estaban en constante evolución. A pesar de que parecía una meta ambiciosa, en realidad era un reto mayor de lo que podría parecer a simple vista. Tomando en consideración que las marcas emblemáticas de Grupo Industrial Bimbo, como Bimbo y Marinela, representaban en conjunto el 97% de las ventas, nuestro objetivo del 3% tomaba una dimensión aún más imponente.

Con determinación y creatividad en la mano, me embarqué en un viaje para redefinir la marca Suandy y catapultarla hacia nuevas alturas.

El primer paso fue rediseñar por completo la imagen de la marca. Colores, logotipos, empaques; todo debía reflejar la frescura y la innovación que estaban en el corazón de la fábrica de Lerma. Nos sumergimos en un proceso de investigación de mercado profundo, escuchando atentamente las voces de nuestros consumidores y detectando tendencias emergentes. Con estas valiosas perspectivas en mente, creamos una identidad visual que no solo era atractiva, sino que también conectaba emocionalmente con nuestro público objetivo.

Pero no nos detuvimos ahí. Sabíamos que para aumentar nuestro share de ventas, necesitábamos ofrecer algo nuevo y emocionante a nuestros consumidores. Así que nos pusimos manos a la obra y desarrollamos una línea de productos frescos, deliciosos e innovadores que se alineaban perfectamente con las preferencias cambiantes de los consumidores modernos. Presentamos al mundo las exquisitas Pastisetas con base de Chocolate, un giro irresistible en una favorita clásica. Cada mordisco era una explosión de sabor y textura, conquistando paladares y corazones por igual.

Pero eso no fue todo. También lanzamos al mercado un pan estilo danés, un festín para los sentidos. El Pan Danés Relleno de Piña y Queso fusionaba lo mejor de la tradición y la creatividad, brindando a los consumidores una experiencia única y deliciosa que no podían resistir.

Y como colofón a nuestra ola de innovación, presentamos una versión mejorada del querido clásico: el Pastel de Chocolate Suandy. Con una receta perfeccionada y una calidad inigualable, este pastel se convirtió en un símbolo de indulgencia y placer, superando las expectativas de los amantes del chocolate.

El día del relanzamiento finalmente llegó, y con él, una avalancha de emoción y expectativas. Nuestro equipo estaba listo para recibir los comentarios de nuestros consumidores y observar cómo nuestras estrategias se materializaban en ventas tangibles. Las líneas de producción de la fábrica de Lerma estaban en pleno auge, y la nueva imagen de la marca brillaba en los estantes de las tiendas.

A medida que los días se convirtieron en semanas y luego en meses, comenzamos a ver los frutos de nuestro arduo trabajo. Las ventas crecieron de manera constante, y nuestra participación en el mercado se expandió gradualmente. Con perseverancia y enfoque, logramos superar nuestro objetivo inicial del 3% y comenzamos a dejar una marca significativa en el panorama corporativo.

Esta historia es un testimonio de cómo la combinación de visión, esfuerzo y adaptación puede transformar una marca y llevarla a nuevas alturas. En un momento de cambio y desafío, nos atrevimos a redefinir lo que significaba ser Suandy. A través del diseño cuidadoso, la innovación constante y el compromiso con la excelencia, logramos no solo aumentar nuestras ventas, sino también dejar una huella duradera en la industria y en la mente de nuestros consumidores.

Hoy, mirando hacia atrás en aquel año transformador, puedo decir con orgullo que fuimos arquitectos de nuestro propio éxito. La fábrica de Lerma se convirtió en un faro de creatividad y calidad, y la marca Suandy floreció en una historia de resiliencia y triunfo. Esta experiencia me enseñó que cada desafío es una oportunidad enmascarada, y que con la dosis adecuada de pasión y determinación, cualquier marca puede trascender las expectativas y escribir su propio relato de éxito, acompañado de deliciosas sorpresas.

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